Con un Congreso en La Matanza, el peronismo aprobó la estrategia de alianzas electorales. Sin el ex ministro de Economía, brilló la posible fórmula Insaurralde-Magario. Estuvieron Máximo Kirchner, Hugo Moyano y Roberto Baradel
“#UniD osPor Argen tina”. El hashtag, con sus sílabas divididas en cuatro carteles uno al lado del otro, fue sostenido por los intendentes, con Máximo Kirchner y Hugo Moyano detrás de ellos. Esa fotografía grupal es la síntesis perfecta del Congreso del PJ bonaerense de hoy, un cónclave veraniego que habilitó al partido a tejer alianzas electorales para el 2019. Descontado con la cristinista Unidad Ciudadana, claro está.
“Hoy estamos reunidos porque tenemos la responsabilidad de formar un frente que nos lleve a la victoria”, resumió el presidente pejotista, Fernando Gray, a su turno con el micrófono.
Pero el mitín del principal órgano partidario dejó otros guiños, con sus ausencias pero también por sus presencias. El faltazo más evidente fue el de Axel Kicillof, el ex ministro que logró la venia de Cristina Fernández de Kirchner para caminar la provincia. Su autopostulación generó cierto resquemor entre los caciques del Conurbano, ya que quieren imponer a uno/a de ellos. Un deseo recurrente de la época de Carlos Ruckauf.
Martín Insaurralde (Lomas de Zamora) y Verónica Magario (La Matanza) se mostraron sonrientes como prólogo incluso de posible fórmula. Sus nombres pican en punta gracias a sus respectivos operativos clamor.
Como gesto de buena voluntad camporista, no fue Kicillof, si bien este fin de semana retomará sus recorridas. Tampoco tenía razón institucional para ir: no es congresal bonaerense como su colega Eduardo “Wado” de Pedro. Cierto es que tampoco Máximo K lo es y estuvo a los abrazos con Insaurralde. Olvidados los viejos amagues del lomense de saltar al massismo, ahora suele compartir asados con el fundador de La Cámpora. Ironías del destino, a veces se suma Sergio Massa.
“Mismo en el kirchnerismo prefieren que Kicillof hable como ministro de Economía de ella y no como candidato a gobernador”, juran haber oído entre los intendentes. En el Instituto Patria no lo confirman. Tal vez sea cierto, pero podría ser lo les dicen y no lo que en realidad cree Cristina Kirchner.
Hablando del Frente Renovador: no estuvo ausente en el Congreso que presidió el matancero Fernando Espinoza. Entre los 752 congresales, hubo una docena de jefes comunales que ganaron con una boleta massista. Incluido el tigrense Julio Zamora, ground zero del FR. Se entusiasman con replicar en Buenos Aires las unidades tripartitas que se están generando en otros distritos, como Santa Fe.
A tal punto se entusiasman, que en los pasillos del cónclave incluso sonó otra eventual fórmula que formalizaría dicha comunión: Insaurralde-Malena Massa, la esposa del líder renovador.
No faltaron, tampoco, el ya mencionado Moyano (que alguna renunció al PJ acusando que era “una cáscara vacía”); Daniel Scioli (que después se fue a un congreso de ajedrez con Eduardo Duhalde); ex funcionarios K que ahora reportan en La Matanza pero también otros como Julio Alak; y gremialistas como Omar Plaini y Roberto Baradel, justo en medio de la paritaria docente, una presencia que no pasó desapercibida en el vidalismo.
No estuvo Felipe Solá, precandidato presidencial. La razón: andaba de recorrida por Río Negro con el candidato del conglomerado PJ (sin el pichettismo) Martín Soria.
Por fuera del evento en el Polideportivo Alberto Balestrini en La Matanza también hubo nuevos gestos de unidad. El Justicialismo nacional del sanjuanino José Luis Gioja anunció ayer que, además de su equivalente bonaerense Gray, sumarán a Alberto Fernández a la mesa chica del PJ, cuyo eufemismo es “Comisión de Acción Política”.
Su ex jefe de Gabinete no sólo volvió a hablar con Cristina Kirchner, a quien enfrentó en 2017 como coordinador de campaña randazzista: reeditó el rol que tuvo con Néstor Kirchner en los albores del Grupo Calafate en los 2000. Es el delegado de la ex Presidenta para volverse a amigar con quienes sigue distanciada.